martes, 16 de mayo de 2017

Teatro moderno japonés a partir de 1960. El angura, V

Hace quince días hablé del empleo de ciertos recursos escénicos del teatro tradicional japonés por parte de las compañías underground, como la de Terayama Shūji, a quien dediqué dos artículos. Hoy hablaré de la obra de uno de los grandes de la escena japonesa, Suzuki Tadashi, quien siempre ha tenido muy en cuenta tanto en sus montajes como en la técnica de sus actores las formas teatrales clásicas japonesas.

Suzuki Tadashi (1939-)
A lo largo de más de cuarenta años de carrera, Suzuki Tadashi ha encarnado numerosos personajes en el escenario, pero sobre todo ha dirigido una ingente cantidad de obras. Durante ese periodo, ha desarrollado unas personales técnicas de actor conocidas como método Suzuki, que no debe confundirse con el consagrado a la técnica del violín con el mismo nombre. La carrera de Suzuki se inició, en 1959, bajo el paraguas de los postulados realistas del shingeki

Sin embargo, su montaje dos años más tarde de Las moscas de Sartre le permitió desmarcarse de esa influencia, así como establecer un punto de inflexión en su profesión. En sus comienzos dirigió principalmente obras occidentales como El aniversario, su primer trabajo en 1959, y Las tres hermanas, 1961, de Chéjov; Muerte de un viajante, 1960, y Las brujas de Salem, 1963, de Miller; Las moscas de Sartre en 1961, y Un tranvía llamado deseo de Williams en 1964. 

Suzuki Tadashi en la actualidad. Foto de origen desconocido.

Las únicas obras japonesas que dirigió durante esos años fueron las de Betsuyaku Minoru (1937-), quien en 1962 escribió Elefante (), considerada como una de las más importantes piezas del post-shingeki y del teatro del absurdo japonés. El autor había quedado impresionado en su juventud cuando vio una representación de Esperando a Godot, por lo que decidió introducir en esa obra todos sus ingredientes: falta de acción, ambiente pesimista, lenguaje absurdo y ausencia de respuestas. Sin duda, esos elementos resultaban muy adecuados en el entorno en el que se desarrollaba la pieza, un hospital de Hiroshima tras la debacle atómica. Ese mismo año, Suzuki la estrenó con su troupe de la Universidad de Waseda en Tokio.

La producción de Suzuki Tadashi era más reposada, austera y rigurosa que la del resto de directores del underground como Terayama. Nunca pretendió escandalizar, ni ser iconoclasta por sistema. Al contrario, su profundo interés por las artes teatrales clásicas japonesas, especialmente por el , compartido con Betsuyaku, le sirvió para darse cuenta de lo importante que era centrarse en lo imprescindible y rechazar todo lo que fuese innecesario. Según él, el único fin del teatro debía ser emocionar al espectador. Ese fue el punto de partida para concebir su método de preparación integral para actores.

Suzuki se planteó la tarea de hacer llegar y entender el teatro clásico de Japón en Occidente. Para ello, creyó que debía enseñar sus especiales técnicas interpretativas, en su opinión perfectamente operativas y funcionales en todo tipo de entornos escénicos, aunque no fuesen el nipón. Esa labor empezó a desarrollarla en profundidad en la Universidad de Waseda en Tokio.

El Pequeño Teatro de Waseda o Waseda Shōgekijō y la SCOT
Tras aquella primera etapa inicial, en 1966, Suzuki fundó, junto con Saito Ikuko (19??-2012) y el mencionado Betsuyaku Minoru, una compañía con estudiantes de teatro de la Universidad de Waseda en Tokio que denominó Waseda Shōgekijō (Pequeño Teatro de Waseda). Durante diez años, ese fue el laboratorio de ensayos perfecto para la puesta a punto de su método de aprendizaje. Suzuki partió de las técnicas del teatro nō tradicional, pues  consideraba que eran muy adecuadas para obras que exigiesen algún tipo de distanciamiento del realismo.

Con su grupo de estudiantes de la Universidad de Waseda, Suzuki fue realizando una profunda investigación sobre la preparación y técnica del actor. Según él, en el escenario debía dominar su trabajo por encima incluso del texto del dramaturgo, que solo era una herramienta, un medio para alcanzar el objetico deseado. El resultado no se hizo esperar y a partir de su primera actuación en Europa en 1972, a diferencia de otros directores y compañías angura, Suzuki y su método se hicieron muy célebres internacionalmente. En la fotografía siguiente se le ve en un ensayo con su compañía.

Suzuki en un ensayo en el Waseda Shōgekijō, 1973. 
Foto en Ian Carruthers y Takahashi Yasunari: The Theatre of Suzuki Tadashi
Cambridge University Press, 2004.

En 1976, Suzuki decidió trasladar su troupe asentada en el culturalmente saturado Tokio al entorno rural de Toga, en la prefectura de Toyama. Fue allí donde fijó el cuartel general de la que desde entonces se denomina Compañía Suzuki de Toga, más conocida por su acróstico SCOT (Suzuki Company of Toga). Actualmente, el centro consta de varios edificios para talleres, ensayos y alojamientos, así como diferentes escenarios y teatros, incluso al aire libre. El proyecto del complejo, frecuentemente mencionado como Toga Art Park, se debe a la estrecha colaboración durante más de treinta años de Suzuki con el arquitecto Isozaki Arata (1931-).

El complejo Toga Art Park. Foto: www.scot-suzukicompany.com/access.php

Entre 1988 y 1994, Suzuki fue nombrado director del Acting Company Mito (ACM), con sede en el centro cultural diseñado también por Isozaki en esa localidad. En 1995, Suzuki fue llamado para dirigir esta vez el Shizuoka Performing Arts Center (SPAC). En ambos casos, la aceptación del cargo se basó en su idea de que debía descentralizarse la actividad cultural de Japón, excesivamente concentrada en la conurbación de Tokio. Tanto Mito como Shizuoka se encuentran a una hora en tren de la capital, suficientemente lejos, pero no demasiado. Ambos se sitúan a una distancia intermedia respecto a Toga, ciertamente un lugar paradisíaco, pero muy alejado del centro cultural del país. 

El teatro de las rocas en el Toga Art Park. Foto: www.mattiasebastian.com/i-scot.

En el año 2011 Suzuki creó una rama internacional de su compañía que denominó I-SCOT y en la que incluyó miembros de países de cuatro continentes con los que trabajaba en diferentes idiomas. Para el director nipón no es ningún inconveniente que en sus obras se hablen varias lenguas, por cuanto en sus propios escritos remarca que “el cuerpo es cultura y la cultura es el cuerpo.” Algunos de los montajes más importantes de I-SCOT han sido Turandot de Brecht, La cantante calva de Ionesco y El arquitecto y el emperador de Asiria de Arrabal.

Turandot de Brecht, Gozzi y Busoni en producción del I-SCOT dirigida por Mattia Sebastian, 2012. 
Foto: http://www.mattiasebastian.com/theatre/turandot

Turandot de Brecht, Gozzi y Busoni en producción del I-SCOT dirigida por Mattia Sebastian, 2012. 
Foto: http://www.mattiasebastian.com/theatre/turandot

Como hice cuando hablé de Terayama Shūji, también aquí debo dividir el capítulo dedicado a Suzuki Tadashi, en este caso en tres partes, para hacerlo “más digerible”. Dentro de dos semanas, el 30 de mayo, hablaré de algunos de sus montajes y el 13 de junio insertaré un par de vídeoclips. Hasta entonces.

¿Estas interesado en el teatro japonés?, pues busca mi libro El teatro japonés y las artes plásticas. En él hablo de mucho más que de teatro. Leyéndolo descubrirás el trasfondo cultural que existe detrás de todas las artes del Japón tradicional.

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