martes, 12 de mayo de 2015

Teatro japonés: la obra de nō "Kantan", VIII

La representación de Kantan, VI
La escena que presento hoy es la continuación, sin corte alguno, de la que vimos la semana pasada. En su comienzo veremos cómo Rosei se tumba cansado sobre la almohada de Kantan y queda dormido instantáneamente.

El corte videográfico comienza con la entrada por la pasarela de los personajes que aparecen en el sueño de Rosei propiciado por la almohada mágica. Son un embajador imperial y dos porteadores de un palanquino enviados por el emperador del reino de So para comunicar a Rosei que ha sido elegido para sucederle en el trono.

Como vimos en el clip-03, los actores atraviesan la pasarela muy lentamente, apoyados, que no acompañados, por la característica música de .

Rosei acepta la proposición y sube al palanquino que le conducirá al reino de So. Hago notar que el supuesto largo viaje dura en la función escasos segundos y solo unos pocos pasos apenas insinuados. Otro de los simbolismos del , sin casi moverse el actor puede haber recorrido cientos de kilómetros. El espacio y el tiempo en el teatro se sitúan fuera de nuestras coordenadas.

El corte de vídeo finaliza cuando los porteadores, una vez han llegados a su destino, se retiran y dejan solo a Rosei, quien se arrodilla lentamente.Veamos ya el clip de hoy y su traducción.

Clip 06: embajador y Rosei, duración 5 minutos

Continuación del clip-05 sin solución de continuidad

El coro comenta los pensamientos de Rosei y mientras este se acuesta van entrando por la pasarela nuevos personajes. 

Coro:
... busqué refugio de una lluvia repentina.
Todavía con el sol en lo alto, 
dormitar un poco 
en este albergue del camino,
me permitirá soñar
sobre la almohada de Kantan,
sobre la almohada de Kantan.

Rosei apoya la cabeza en la almohada y se cubre la cara con el abanico chino.Aparecen los personajes de sus sueños: primero el mensajero o embajador imperial; luego, tras él, dos portadores acarrean un palanquín simbolizado por un esquemático atrezo. El mensajero se dirige hacia Rosei y golpea dos veces con su abanico el suelo cerca de la almohada. Rosei de levanta.

Embajador Imperial (haciendo una reverencia a Rosei):
Oídme, Rosei. Debo hablaros.

Rosei:
¿Quién sois?

Embajador Imperial:
Soy un mensajero que ha venido para deciros que el emperador del reino de So os cede su trono, a vos, Rosei.

Rosei (girando ligeramente la cabeza hacia su interlocutor):
No puede ser, ¿yo coronado rey? ¿Cuál es el motivo de tal decisión?

Embajador Imperial:
¿Cómo podría saber yo las razones, señor? (alza la vista). No hay duda de que estaba escrito en vuestro destino. Rápido, os lo ruego, subid ya al palanquín. (vuelve a hacer una reverencia).

Rosei (mirando al palanquín asombrado y alternando sus versos con los del coro):
Qué me está pasando. No estoy habituado a palanquines que resplandecen como el rocío del atardecer.

Embajador Imperial (se levanta y se acerca a Rosei):
Nunca imaginó que sucediera esto...

Rosei:
Siento que asciendo al cielo, …

Embajador Imperial:
.. así lo sentiréis.

 Los dos porteadores se sitúan delante de la tarima donde está Rosei, quien baja para colocarse en el centro de la escena.  Allí, los porteadores mantienen por encima de Rosei el atrezo que representa el baldaquín. Los tres personajes se sitúan detras él. Los cuatro dan dos pasos hacia adelante y otros tantos hacia atrás que simbolizan un largo viaje. Los porteadores se retiran por la parte trasera de la escena (en el caso de un escenario tradicional sería por la puerta pequeña).

Coro:
Subido en el palanquín de jade,
subido en el palanquín de jade.
Según la ley de Buda,
la gloria en este mundo no es más 
que un sueño pasajero.
Sin saber que es un sueño, 
asciende más allá de las nubes.

En referencia al trato hacia los reyes chinos, a quienes se les solía llamar “vos por encima de las nubes”.

¡Qué prodigio!

 El embajador abandona lentamente la escena por la parte trasera.




El martes próximo asistiremos a una escena musical y de danza.

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