jueves, 2 de mayo de 2013

Pintura japonesa: los formatos

La pintura japonesa: singularidades
Comienzo hoy unos artículos dedicados a la pintura de Japón. Como aperitivo me voy a remontar a la era Heian, el periodo de su historia que abarca desde el año 794 al 1185. Fue en esa época cuando empezaron a germinar, a partir de modelos procedentes de China, las artes verdaderamente japonesas.

Temas
Los temas de la  pintura de esos años pueden dividirse en dos grandes grupos: religiosos, es decir, budistas y no religiosos. En este punto el arte japonés no se aleja en demasía de los patrones del europeo. Sin embargo, donde sí existen notables diferencias respecto a Occidente es en los medios o técnicas utilizados y en los formatos y soportes.

Medios, técnicas, soportes y formatos
Hasta mediados del siglo XIX, la pintura japonesa no conoció el óleo, con la excepción de la denominada centuria ibérica cuando, allá por 1543, arribaron a las costas niponas los misioneros portugueses y españoles; pero de eso hablaré otro día.

Los artistas nipones tampoco emplearon la perspectiva geométrica o aérea perfeccionada por los renacentistas. Lo que utilizaban era la tinta china, colores al agua y la perspectiva axonométrica, es decir, sin puntos de fuga.

Por otro lado, al igual que los chinos, los japoneses siguieron pintando sobre papel o seda en vez de sobre lienzos o gruesas telas, como hacían sus colegas europeos. Y, por supuesto, desconocían la técnica del fresco, seguramente porque en su arquitectura apenas había muros.

No obstante, lo que incidió de manera más notable en la estructura y composición de las obras japonesas fueron los diferentes formatos y tamaños de sus papeles o sedas de soporte. A lo largo de la historia y hasta llegar casi al siglo XX, las pinturas en Japón podían tener cuatro formatos: para enrollar (denominadas emakimono), para colgar (llamadas kakemono) y para decorar biombos o puertas correderas. En Japón existen pocas pinturas en paredes o techos debido a la estructura de sus edificios tradicionales.

La pintura en rollo Genji monogatari
Voy a comentar algunos aspectos de una de las obras más representativas de esta época, el denominado Genji monogatari emaki, es decir, Pintura en rollo de la Historia de Genji, obra que ilustra la novela del mismo título escrita hacia el año 1010 por Murasaki Shibiku, considerada como una de las cumbres de la literatura mundial (existe traducción española de la editorial Atalanta: Historia de Genji). El protagonista del relato es el príncipe Genji, uno de los hijos del emperador, y la trama gira alrededor de su vida amorosa.

La novela, además de su incuestionable valor literario, aporta una valiosísima información sobre la sociedad, costumbres y entorno físico de la época y sirve de guion al emakimono comentado. He empleado la palabra guion porque una de las peculiaridades de la pintura en rollo de estos años era que entre las diferentes escenas dibujadas se intercalaban fragmentos caligrafiados que narraban los acontecimientos representados en ellas.

Características y autores
El Genji monogatari emaki data de principios del siglo XII. La obra original estaba formada por unos 10 rollos de una longitud aproximada de 11 metros cada uno que ilustraban los 54 capítulos de la obra literaria. De todos ellos solo han llegado hasta nuestros días cuatro rollos, con menos de 90 láminas en total entre pinturas y caligrafías. Sus medidas son de unos 48x22 cm de alto cada una. Se conserva un rollo en el Museo de Arte Gotō de Tokio y tres en el Museo de Arte Tokugawa de Nagoya.

Se supone que sus autores fueron Fujiwara Takayoshi, un pintor de la corte activo a principios del siglo XII, y los calígrafos Fujiwara Korefusa (1030-1096) Fujiwara Sadanaga (Jakuren) (1139-1202) y Asukai Masatsune (1170-1221).

Como he dicho, este tipo de pintura estaba formada por láminas caligrafiadas que se intercalaban entre otras con escenas que representaban el acontecimiento descrito. Una vez finalizadas, se iban encolando unas con otras para formar un continuo narrativo. Con ese método la pintura alcanzaba fácilmente los diez metros o más, cosa que obligaba a almacenarlas enrolladas, motivo por el que se denominan emakimono.

Dejo para el siguiente artículo, será dentro dos días, el comentar un poco más profundamente la estructura de este emakimono. Ahora solo presento un par de fotografías como aperitivo.

Genji monogatari emaki. Capítulo Hashihime, Museo Tokugawa. Foto: Wikimedia Commons.

Genji monogatari emaki. Capítulo Yadorigi, Museo Tokugawa. Foto: Wikimedia Commons.

Así pues y como ya he dicho, dentro dos días seguiré hablando del emakimono. Hasta entonces. Ah, te recuerdo que puedes suscribirte a los siguientes .artículos de mi blog bien por correo o por RSS. Mira en la parte superior derecha de esta ventana.

¿Estas interesado en las artes japonesas en general?, pues compra por un precio simbólico mi libro electrónico Japón y su arte. Arquitectura, jardinería, pintura y escultura. Una historia del arte japonés desde los orígenes hasta el siglo XXI en 3 volúmenes, 534 páginas de texto y 1586 ilustraciones vía internet.

Bájate cualquiera de sus tres volúmenes a tu ordenador, tableta o móvil. En la web de Amazon podrás ver sus índices y primeras páginas. Aquí verás el primer volumen; aquí, el segundo, y aquí, el tercero.